Una vez que lo conocí, supe que quería ser como él. ¿Quién no
querría volar, doblar acero con las manos y “luchar por la verdad y la
justicia”? La personificación de Superman era de grandeza, sacrificio y
heroísmo combinado con un sentido de humildad y propósito de ser.
Me encantaba leer las aventuras de Superman en los días de verano,
en las que luchaba con Lex Luthor, Brainiac y una multitud de villanos para
quienes “cada impulso del corazón era continuamente un impulso del mal”.
Mi colección de revistas de historietas de casi 700 títulos,
principalmente de los años 60 y 70 (la llamada ‘Edad de plata de las revistas
de historietas’), espera ahora pacientemente en bolsas plásticas y cajas a que las
nuevas generaciones de jóvenes dejen a un costado por un segundo sus teléfonos
inteligentes e iPad y aprecien su belleza y mensaje (puede que esta sea una
larga espera…).
Está bien documentado que los creadores de Superman —dos chicos
judíos de Cleveland, Estados Unidos— tomaron muchas cosas de nuestra Torá para
crear la historia.
El origen de Superman, quien fue enviado a la tierra cuando era
bebé en un cohete espacial desde su planeta Kriptón antes de que éste fuera
destruido, es paralelo a la historia de Moshé, quien fue puesto en el río Nilo
en una canasta para su propia protección ya que su mundo se estaba destruyendo
por la esclavitud y el infanticidio que había a su alrededor.
El nombre original de Superman es Kal-El, el cual contiene el nombre
hebreo de Dios, El, y quizás incluso invoca la voz de Dios, ya que la palabra
en hebreo para voz es Kol.
Por lo tanto, Kal-El significaría la voz de Dios, que es
justamente en lo que se convirtió Moshé como profeta, legislador y voz de
verdad, justicia y bondad de Dios.
El significado que hay detrás de Superman resuena en un alma judía
ya que el mensaje y su misión es sumamente similar a la del judaísmo. Como
padre, Jor-El (Russel Crowe) le dice a su hijo en la película: “Tú le darás a
las personas en la tierra un ideal por el cual luchar.
“Tú le darás a las personas en la tierra un ideal por el cual
luchar.
Ellos correrán detrás de ti, se tropezarán, caerán.
Pero con el tiempo se unirán a ti en el sol.
Con el tiempo los ayudarás a lograr maravillas”.
¿Hay alguna cosa más judía que el extranjero, el extraño, el que
no encaja con el resto, la “nación que vive sola”, que llega a la tierra y hace
todo lo que está en su poder para perfeccionar al mundo y convertirlo en un
lugar mejor?
El sello del judaísmo es ser Or LaGoim —una luz para las
naciones—, una nación ejemplo que lucha por enseñarle a la humanidad la gracia,
belleza y santidad inherentes de la verdad y la justicia.
Y tal como Superman debe luchar algunas veces, pero su único
propósito es derrotar el mal para que finalmente haya paz en la tierra, de la
misma forma el pueblo judío solamente quiere tomar armas como último recurso
para restaurar el equilibrio pacífico.
Superman se ha convertido en un icono por generaciones debido a
que su mensaje —basado en aspiraciones e ideales judíos— es sumamente básico y
universal: queremos vivir en un mundo de bien, verdad, juego limpio y en el
cual —a pesar de las dificultades, adversidades y épocas en las que estemos en
el umbral de la destrucción— Dios triunfe sobre el mal.
Aish Latino
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